El Covid-19 obliga a pensar en viviendas que promuevan la salud física y mental

La pandemia en la que seguimos inmersos, no solo nos ha llevado a pasar en casa más tiempo de lo imaginado, sino a que muchos españoles se replanteen cómo es su hogar ideal o dónde quieren tenerlo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como viviendas saludables aquellas que son «espacios residenciales que promueven la salud de sus ocupantes, un refugio que sustente un estado de bienestar físico, mental y social».

La configuración de un hogar puede llegar a influir entre un 5 y un 20% en la salud mental de las personas que lo habitan. «Tenemos que ser más conscientes realmente de cómo afecta el espacio en el que vivimos y la cuidad o pueblo que habitamos a nuestra salud global», afirma el arquitecto José Seguí, experto en urbanismo.

¿Qué factores definen una vivienda apta para la salud?

Según Ricard Santamaría director de H.A.U.S. Healthy Buildings, «muchos de los disruptores endocrinos que pueden acabar afectando al sistema endocrino e inmunológico, problemas dermatológicos y oftalmológicos, la aparición de patologías del sistema respiratorio y cardiovascular o la proliferación de algunos tipos de cáncer y patologías de corte neuro-psicótico tienen su origen en elementos o factores ambientales de los espacios interiores».

De ahí, la importante demanda actual de casas con espacios exteriores, luz natural, buenas condiciones de apantallamiento acústico entre vecinos, proximidad visual a elementos vegetales o buena ventilación.

Pero no sólo en la mental sino también en la física que van unidas.

Para Ramiro Higuera uno de los socios del estudio de arquitectura CooperActiva especializados en vivienda, «el confinamiento domiciliario ha supuesto una puesta en valor del espacio residencial colectivo (la vivienda) evidenciando sus carencias y obligando, a través de las mismas, a una nueva redefinición de sus prestaciones con objeto de proporcionar las necesarias mejoras que respondan a las nuevas preocupaciones de sus habitantes».

La configuración de un hogar puede llegar a influir entre un 5 y un 20% en la salud mental de las personas que lo habitan

A esta reflexión también se han unido algunas instituciones nacionales que las han materializado en nuevas normativas.

El Gobierno Vasco, anunció en julio del pasado 2020 que iba a modificar la normativa de vivienda para que todas las unidades habitacionales que se construyeran en Euskadi, tuvieran para favorecer la construcción de terrazas y balcones en los nuevos edificios. «Los espacios intermedios de la vivienda colectiva, como porches, terrazas deberán de ser rescatados y los espacios habitacionales aumentarán su superficie para dar lugar al teletrabajo requiriendo de una de mayor ventilación e iluminación y nuevos ámbitos de almacenamiento.

En esa misma dirección, los portales y vestíbulos se convertirán en elementos «filtro» donde se garantizaran las condiciones higiénicas y de salud de sus usuarios» añade uno de los fundadores de CooperActiva, que ha desarrollado numerosos proyectos junto a la empresa Municipial del País Vasco.

«En este sentido, esta crisis transformará la vivienda concebida tradicionalmente como el lugar de habitar, protección y asilamiento, en un lugar hibrido donde el trabajo se produzca posibilitando, al mismo tiempo que favorezca la relaciones con sus convecinos cercanos» añade Ramiro Higuera.

La edad y el género de los habitantes también influyen de distinta manera en la configuración de espacios interiores si se busca aumentar su bienestary salud . Así otra de las aportaciones del decreto vasco, es la desjerarquización de la vivienda, rompiendo la configuración tradicional separada y compartimentada, que se reflejaba, por ejemplo, en la disposición de un dormitorio principal, amplio, y de otro u otros secundarios, mucho más pequeños la sala.

Se pretende que la habitación no sea sólo un lugar para dormir, sino un espacio multifunción, para estudiar, trabajar, jugar, relacionarse o incluso hacer deporte o yoga, aspectos que mejora directamente la salud mental y por lo tanto la física.

La vivienda se debería adaptar a los usos y las necesidades y no al revés

Otra manera de mejorar nuestra salud mental es añadir la perspectiva de género al diseño de los edificios y viviendas, evitando recovecos y ángulos ciegos que creen inseguridad miedo y estrés en portales y zonas comunes, e integrando al máximo el espacio de estar-comedor-cocina, con el fin de que las tareas del hogar sean visibles y puedan ser compartidas por el conjunto de la unidad familiar.

Un hogar con buena entrada de luz solar ayuda a reducir la tensión ocular y la irritabilidad, además de contribuir a la regulación de los sistemas metabólicos
Un hogar con buena entrada de luz solar ayuda a reducir la tensión ocular y la irritabilidad, además de contribuir a la regulación de los sistemas metabólicos – © Jorge Allende

Factores que afectan a la salud, física o mental

· Temperatura: la vivienda debe de estar a una temperatura de 21º en invierno y 26º en verano, para lo que es fundamental contar con un buen aislamiento térmico.

· Humedad: el porcentaje idóneo de humedad debe girar en torno al 40% – 60%. Un ambiente seco, inferior al 40%, producirá sequedad en mucosas y orificios de los ojos, la nariz o la garganta.

· Ruidos: la contaminación sonora en una vivienda puede afectar a la salud física y mental, con problemas de audición, estrés y alteraciones en el sistema cardiovascular, endocrino y digestivo.

· Aire interior: polen, polvo, ácaros, olores, humo o elementos contaminantes son solo algunas de las sustancias que impregnan el aire interior de cualquier vivienda a diario. Dado el gran tiempo que se pasa en el interior del hogar, es vital contar con una buena calidad de este aire, mediante sistemas de filtración y purificación para eliminar partículas y posibles contaminantes.

· Luz: un hogar con buena entrada de luz solar ayuda a reducir la tensión ocular y la irritabilidad, además de contribuir a la regulación de los sistemas metabólicos y generar sensación de bienestar por la radiación directa o indirecta del sol.

· Rehabilitación: es importante apostar por obras de reforma para mejorar la eficiencia energética a la vez que el confort del hogar para contribuir, así, a evitar problemas de salud por mal acondicionamiento habitacional.

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