Los más ricos se lanzan a buscar casas con aire fresco

Un lugar donde salir a dar un buen paseo o donde respirar hondo en una terraza al atardecer. Esto es lo que piden a su nueva vivienda los más ricos. Al menos, a esta conclusión están llegando cada vez más inmobiliarias de lujo, que han visto cómo en las últimas semanas el coronavirus y, sobre todo, los más de dos meses de confinamiento han cambiado algunas tendencias entre sus clientes.

En concreto, apuntan al modo en que, durante los días inmediatamente posteriores al encierro, los clientes de mayor poder adquisitivo abandonaron con verdadera facilidad la idea de establecerse en mitad de los centros económicos de las grandes urbes para abrazar una vida algo más pausada en algún gran ático con amplia terraza o en un chalet con varias hectáreas de parcela. “Ahora, además de preguntar por las zonas prime– cercanas a las arterias comerciales de ciudades–, están demandando viviendas más próximas a lugares verdes o al mar, por lo que vemos que los municipios periféricos están cobrando un mayor protagonismo. La cercanía al trabajo ya no es tan decisiva”, explica Armando Lasauca, consejero delegado de aProperties, una inmobiliaria de lujo que solo en el mes de mayo ha cerrado más de 100 operaciones. En concreto, subrayan, el incremento en el interés que suscitan las grandes casas en la periferia y los áticos ha crecido desde el confinamiento entre un 12% y un 16%, según sus estudios de mercado.

Otras inmobiliarias exclusivas, como John Taylor, elevan esta cifra a un 20% con respecto a los mismos meses de 2019, una tendencia que esperan que se mantenga durante este segundo semestre del año para recuperar parte del terreno perdido durante la cuarentena.

En Engel & Völkers, en cambio, Óscar Larrea, director general en Madrid, lo achaca sobre todo al hecho estacional de que este tipo de vivienda se vende mejor en el periodo estival que en el invierno, aunque reconoce también un repunte de un 20% en el interés de sus clientes por alquilar áticos o chalés durante los meses de verano, algo que, relata, no suele suceder. “Si hace un tiempo los chalés suponían un 60% de las ventas, ahora son un 80%. Y los pisos que vendemos son áticos. Una casa sin nada exterior a día de hoy no interesa a nadie”, concluye Barend Hart, director de Lucas Fox en las localidades madrileñas de Pozuelo y Aravaca.

“Hoy, quien tiene un ático tiene un tesoro”, ahonda Iván Barrondo, director general de John Taylor. No se trata de una tendencia exclusiva de los más ricos, pues ya el pasado mes de abril el portal Fotocasa, que genera cada mes 25 millones de visitas, advertía de que las búsquedas de casas con balcón, terraza o jardín habían aumentado un 40% desde que empezó el confinamiento. Sí es novedoso, sin embargo, que se adhiera a la tendencia el mercado exclusivo, que suele ser relativamente estable: “Movemos pocas operaciones, pero las que movemos son de mucha calidad. Nuestros procesos son muy largos”, relata al respecto Barrondo.

Más movimiento

Con todo, hay más movimiento que de costumbre. Como muestra de este mayor interés, la sucursal que John Taylor tiene en el exclusivo barrio de Salamanca, en Madrid, que desde que abrió hace apenas algo más de 10 días ha tenido que gestionar ya más de 20 visitas a inmuebles, una cifra equiparable a la actividad de este tipo de inmobiliarias durante un mes entero.

La horquilla de precios de estas viviendas exclusivas es amplia, pero en ningún caso baja de los 9.000 euros por metro cuadrado. “Esta semana, una casa con jardín de 7,5 millones de euros ha recibido un par de visitas, algo que no es para nada usual. La gente ha salido del confinamiento con ganas de moverse y de cambiar un poco de tercio”, observa Barrondo.

El movimiento, por ahora, no se ha traducido en un alza de precios. Más bien al contrario, tras meses de economía completamente congelada, los propietarios se están mostrando más abiertos que nunca a negociar sus posturas iniciales. Fue lo que ocurrió hace poco a uno de los clientes de Gonzalo López, de la agencia inmobiliaria de lujo Promora. De los 3.350.000 euros que pedía en un principio debió bajar a algo más de 3.100.000 euros para poder vender. No fue, ni mucho menos, un caso aislado: “Nosotros hemos calculado una bajada generalizada de precios en el mercado de las casas exclusivas de entre el 4% y el 5%”, estima López. Esto, en mitad de un panorama en el que las sedes de Promora en La Moraleja y Aravaca agrupan ocho operaciones cerradas desde el pasado mes de marzo mientras que la región de Madrid central aún busca recuperar totalmente su actividad cuando, tradicionalmente, funciona al mismo ritmo que las otras dos.

“El matiz del jardín se ha vuelto importantísimo. Todas las operaciones en las que he intervenido pedían esta característica. Yo creo que se trata de una moda temporal, pero, mientras tanto, el mercado inmobiliario de lujo del centro de las ciudades va a acusar el golpe”, opina López. Inmobiliarias como la suya en La Moraleja ofrecen desde casas modestas de 160 metros cuadrados y 600.000 euros (pendientes de reforma completa) hasta auténticas mansiones de 10.000 metros cuadrados, varias hectáreas de campo y un precio de 15 millones de euros.

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